La adolescencia temprana se produce
cuando los cambios biológicos, como el comienzo de la pubertad, el incremento
de la capacidad intelectual y la urgencia de exploración de ambientes extra familiares,
provocan fuertes reacciones emocionales en muchachas y en muchachos, que
conducen a situaciones no vividas antes, ni por el nuevo adolescente, ni por la
familia. La adolescencia temprana implica verdaderos choques que pueden dejar
perplejo al sujeto que no entiende bien las nuevas situaciones y que por lo
mismo carece de claridad para resolverlas. Tal es, por ejemplo, el caso de la
niña que de repente tiene su primera menstruación.
Pero de esta agitación se
desprenderán una serie de procesos de metamorfosis que pueden permitir la
emergencia de un adulto armónico, aunque pueden también conducir a la detención
del desarrollo, al cambio inarmónico o a la regresión. Se trata de procesos
apasionantes cuyas turbulencias y peligros pueden generar soluciones o fuertes
fracasos. Tras el choque inicial, los proceso de reacomodo pueden durar para
completarse aproximadamente diez años, pero pueden prolongarse mucho más o no
conseguirse nunca. Por ello hay márgenes muy amplios para localizar la adolescencia
terminal, en la cual puede ya observarse de manera definida los rasgos de la
personalidad adulta. (Robles, 2007).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario