
Fize (2007) refiere que los
testimonios de adolescentes confirman estos móviles para “caer en la
toxicomanía”. Aluden a las dificultades sociales, a una vida cotidianamente
penosa. Fumar (un cigarrillo de marihuana), dicen los jóvenes, permite
olvidarse del presente, del estrés, de lo que no anda bien. Y además es relajante,
es como una aventura, se alcanza el éxtasis. En resumen, es un buen “viaje”. La
idea de convivio aparece con mucha frecuencia en los testimonios. Fumar es una
oportunidad de estar con los “cuates”, para “viajar” juntos, para “mandar al
mundo entero a volar”. La marihuana suelta las lenguas. Así es como se tienen
las primeras experiencias en grupo, a menudo en las veladas.
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