miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Es inaceptable para los padres la creciente autonomía del adolescente?

            Por supuesto que sí. Debido a que los adolescentes aspiran a tomar sus propias decisiones, dotados de una inteligencia más agudizada, y también más multiforme, los adolescentes, desde luego, pretenden analizar por su cuenta las situaciones que se les presentan. Esto se vuelve inaceptable para muchos padres que perciben estos avances de autonomía como otras tantas derrotas personales. De ahí los enojos, el mal humor y la “tentación autoritaria” que suelen manifestar: Y, como respuesta de parte de sus hijos, las rebeliones, provocaciones y demás arrebatos anímicos, los cuales agravan aun más los conflictos y oposiciones de los padres. Es un ciclo infernal.

            Fize (2007) menciona que lo cierto es que en la vida cotidiana, el adolescente nunca deja de ser un niño para los padres. Puesto que vive bajo su dependencia legal y material; además, rechazado por la sociedad adulta que le da pocas oportunidades de expresar sus ideas, sigue siendo un menor de edad, y nada más. Por consiguiente, lo que esconde detrás de la idea de “crisis de adolescencia” son en realidad las relaciones de poder expresadas por los padres y que se vuelven insoportables para los adolescentes.



          Elías (1970) refiere que entre padres e hijos siempre se trataba de pruebas de fuerza, centradas generalmente en torno de los siguientes problemas: ¿Cuál de los dos es el que necesita más del otro? (…) ¿Quién depende más del otro y, por consiguiente, se somete más al otro? ¿Quién posee el mayor margen de poder y puede así manipular mejor al otro, limita sus funciones o incluso desposeerlo de ellas?

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