lunes, 19 de agosto de 2013

La naturaleza del desarrollo adolescente

            Lograr el desarrollo consiste en alcanzar la capacidad de manifestar de manera amplia las posibilidades de comportamiento físico, emocional, cognitivo e interaccional, con que el sujeto fue dotado genéticamente; esto va a ser posible si las circunstancias son favorables; en caso contrario los desarrollos que se alcancen serán incompletos. El desarrollo constituye una ecuación: lo que ingresa se corresponde con lo que se produce, es decir, los suministros biológicos, cognoscitivos y emocionales que van integrando a la persona, se corresponden congruentemente con las exteriorizaciones, es decir, con los comportamientos.

            Son tres los hechos principales los cuales se conjugan en el desarrollo de la vida: la herencia, la cultura del grupo social en que se vive y las contingencias de la historia personal. La conjunción de las tres es diferente e irrepetible en cada individuo; su “destino”, entendido como la fisonomía general del desarrollo de su  individualidad, dependerá de la manera como se conjuguen estas fuerzas.


            Existe un gran impulso innato hacia el desarrollo de las potencialidades heredadas, que intenta hacerlas interactuar de manera vigorosa con los elementos del ambiente; esta interacción y los aprendizajes y habilitaciones que de ella resultan, es lo que ha permitido la sobrevivencia. Es por esto que al actuar y conseguir desarrollo subyace una sensación placentera; la coartación de las vías de acción es uno de los grandes pesares que se puede imponer a una persona y constituye una fuente lógica de perversiones y disfuncionalidades. En efecto, al no ser posible el desarrollo sano, las energías vitales se manifiestan en diversos tipos de trastornos. Cuando los obstáculos son severos, bloquean la manifestación de las capacidades físicas, intelectuales y de disfrute emocional de la persona, y por lo mismo propician conductas depresivas o destructivas. (Robles, 2011).

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