Para que el adolescente resuelva sus
problemas, le son necesarios continuos aprendizajes que le permitan entender de
manera cada vez más amplia y fina, los numerosos y complicados ángulos de la
convivencia familiar, escolar y social. En los procesos biológicos es la
programación genética el factor predominante, pero en lo que respecta a las
emociones y las intelecciones, son los esfuerzos educativos los que adquieren
primera importancia.
Los procesos de cambio tienen
siempre bellísimas posibilidades y están también sometidos a importantes
riesgos; el adolescente puede culminar en un ser adulto, congruente, gozoso y
responsable; pero puede también atascar su desarrollo y convertirse en un ser
frustrado, dolorido; en los peores casos el resultado puede ser un alcohólico,
un delincuente, etc. Es decir, se tratará de sujetos atrapados en patologías.
(Robles 2011).
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