La tercer área es la llamada: Representación
del Self-representación de Objeto. Esta área supone el reconocimiento
de dos estados diferenciales en el aparato psíquico, y ambos son una
experiencia interna. Para ser precisos, no estamos hablando de self y objeto
como tales, ya que esto puede sobreponerse a la dimensión anterior; estamos
hablando del mundo representacional donde coexisten, diferenciados, una
representación del self y una representación del mundo objetal. Esta área se
encuentra en la base de lo que se ha llamado “sentido de realidad y del self”
(Bellak 1970) y es el producto del proceso de internalización al que Hartmann
(1952) alude como un derivativo de alto orden, que permite que un control del
exterior se haga parte del sujeto, proceso fundamental de las introyecciones y
las identificaciones.
La
representación del self es, pues, el conjunto de representaciones, de carácter
consciente e inconsciente de nuestra imagen corporal, nuestros instintos,
representados en forma de deseos, nuestra imagen y autoconcepto; la valoración
que tenemos de nosotros (autoestima), nuestras expectativas (ideal del self) y
nuestras limitaciones. Se constituye en lo que comúnmente llamamos “identidad”
y tiene como características la permanencia temporal (uno siempre es el mismo a
pesar del paso del tiempo), la “cohesividad” (uno tiende a ser el mismo aun
bajo condiciones de presión) y un coloreo afectivo estable (uno se siente bien
o mal con uno mismo). Una representación de self estable, presupone que no hay
manera de confundirse con el otro, ni confundir al otro con uno mismo.
La
representación objetal, por su parte, está formada por lo que Hartmann (1950)
llama “mapeo de la realidad” y es el cúmulo de experiencias que han sido
internalizadas y que corresponden al exterior del sujeto, a sus objetos en el
sentido más amplio posible. Esta parte del mundo representacional tiene
aspectos conscientes e inconscientes y su eficacia está limitada por otras
características estructurales, es decir, que la representación de la realidad
se verá coartada o favorecida por las condiciones prevalentes de la estructura
yoica, por la estructura defensiva, y por la eficiencia de los aparatos de
autonomía primaria. Pero desde
luego que el factor central que determina el establecimiento de un mundo
representacional óptimo o patológico y los grados intermedios, es la relación
de objeto de la persona, es decir, las vicisitudes entre la realidad y su
posterior internalización.
El logro de un
mundo representacional bien diferenciado entre las representaciones del self y
los objetos, representa la culminación del desarrollo del aparato psíquico, y
es prerrequisito indispensable para la salud mental. (Ramírez, 1987).
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