Para cada uno de los múltiples
conflictos físicos, emocionales o intelectuales, cada adolescente busca su
punto de equilibrio. Las ubicaciones hacia cualquiera de los polos, son casi
siempre inconvenientes; por ejemplo, no es deseable permanecer ni muy excitado
ni demasiado tranquilo. Lo que se busca es la combinación emocional adecuada
para responder a los requerimientos de cada una de las situaciones que nos
presenta la vida. Lo “adecuado” es un equilibrio que permite alcanzar objetivos
deseados, en una situación en la que intervienen algunas o numerosas fuerzas.
Localizar lo adecuado, por lo mismo, requiere permanente atención y esfuerzo;
también de evaluación oportuna y de modificación de caminos. Todo es posible si
se cuenta con elementos básicos de conocimiento de las estructuras de las
situaciones y con la voluntad personal de entenderlas y de manejarlas.

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